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domingo, 27 de diciembre de 2020

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA

El estadista y político británico Winston Leonard Spencer Churchill dijo que «La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás» con la finalidad de hacer ver que la democracia no es perfecta, pero es mejor que cualquier otra forma de gobierno. La democracia es un régimen o sistema político en el que el pueblo ejerce su soberanía para elegir y también para ejercer control sobre sus gobernantes; sin embargo, la entrega de poderes a un grupo reducido de individuos para que en nombre del pueblo tome decisiones que afectan a todos es el principal defecto de la democracia, pues hace legítimos todos los abusos de aquellos que en lugar de gobernar deberían actuar como servidores.

Hablar de democracia participativa es redundar, pues para que la democracia funcione de verdad es indispensable que exista participación activa y permanente de quienes tienen el poder soberano, el pueblo, pero cuando los individuos que conforman ese conglomerado llamado pueblo entregan a unos cuantos esa soberanía y se desentienden de los asuntos del estado en lo que se ha denominado democracia representativa, elitista o hegemónica, entonces se cumple la sentencia del gran pensador griego cuando sostuvo que «El precio de desentenderse de la política, es el ser gobernado por los peores hombres» (Platón).

El artículo 3 de la Constitución Política de Colombia, en el marco de sus principios fundamentales, establece que «La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público. El pueblo la ejerce en forma directa o por medio de sus representantes, en los términos que la Constitución establece» y en ese mismo sentido el Artículo 40 señala que uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos colombianos es el siguiente:

«Todo ciudadano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político. Para hacer efectivo este derecho puede: 

1. Elegir y ser elegido. 

2. Tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares y otras formas de participación democrática. 

3. Constituir partidos, movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna: formar parte de ellos libremente y difundir sus ideas y programas. 

4. Revocar el mandato de los elegidos en los casos y en la forma que establecen la Constitución y la ley. 

5. Tener iniciativa en las corporaciones públicas. 

6. Interponer acciones públicas en defensa de la Constitución y de la ley. 

7. Acceder al desempeño de funciones y cargos públicos, salvo los colombianos, por nacimiento o por adopción, que tengan doble nacionalidad. La ley reglamentará esta excepción y determinará los casos a los cuales ha de aplicarse. 

Las autoridades garantizarán la adecuada y efectiva participación de la mujer en los niveles decisorios de la Administración Pública.»

No obstante lo anterior, 41 de 72 Constituyentes de la Asamblea Nacional de 1991 tomaron la decisión de limitar la participación directa de los colombianos a unos cuantos mecanismos de participación (Artículo 103), que además con cuatro palabras («La ley los reglamentará») dejaron esos mecanismos de participación supeditados a las decisiones de la clase política dirigente que se sienta en el Congreso de la República a hacer las leyes; durante casi tres (3) décadas muchos de esos Constituyentes se han rotado en el Poder Legislativo para aprobar leyes que limitan las libertades del Constituyente Primario, pero que les han dado más poderes a ellos para aumentar el gasto público y, en nombre del pueblo, darse lujos y repartirse la torta estatal que incluye el aumento de sus ingresos por encima de la inflación y de lo que gana un colombiano promedio e incluso para aprobar el aumento del número de congresistas de espaldas al pueblo al que dicen representar.

Mediante la Constitución de 1991 se fortaleció la democracia representativa en detrimento de la democracia participativa, ya que de los mecanismos de participación aprobados por la Asamblea Nacional Constituyente solo el cabildo abierto permite la deliberación presencial entre ciudadanos, pero todos estimulan la confrontación desigual entre los electores y los individuos que ostentan los poderes públicos; es decir, se incita más al enfrentamiento que al consenso. Uno de los mecanismos de participación democrática que demuestra esto es el referendo, que según la Ley 134 del 31 de mayo de 1994 que lo reglamentó «Es la convocatoria que se hace al pueblo para que apruebe o rechace un proyecto de norma jurídica o derogue o no una norma ya vigente», con el cual se puede impulsar la reducción del número de curules del congreso, ya que está bastante claro que los parlamentarios no lo harán. Me sumo a las voces que piden limitar el poder de la clase dirigente y por ello apoyaré la iniciativa de referendo que busque la reducción del congreso a través de las urnas, pero al mismo tiempo continuaré en mi quijotezca labor de estimular la democracia participativa mediante la pedagogía y la publicación del pensamiento liberal que condujo a la emancipación de muchos pueblos.

Frente a la ineficacia e ineficiencia demostrada por quienes ostentan los poderes del estado es imperativo que los ciudadanos y los jóvenes que aun no tienen la ciudadanía se interesen en el diálogo y en todos los procesos de deliberación en los que se tomen las decisiones que nos afectan como nación ¡Basta ya de desentendernos de los asuntos públicos y de la quejadera! ¡Es hora de plantear soluciones!

La participación ciudadana no es algo que le interese a los dirigentes políticos o que tenga que ser una iniciativa de ellos, sino que debe nacer de abajo hacia arriba, teniendo claro que sin participación abierta y decidida de la población no puede existir una verdadera democracia. En ese orden de ideas, la democracia participativa no debe venir del estado nacional, sino que debe impulsarse desde las regiones, desde los territorios, ya que es más fácil llegar a consensos locales que nacionales. Una de las formas de que esto pueda hacerse realidad son los presupuestos participativos, que a pesar de no ser uno de los mecanismos de participación constitucionales, permite la deliberación entre los ciudadanos y sus servidores públicos. Una vez le pregunté a un secretario de hacienda sobre el motivo que tenía para no dar a conocer el presupuesto del municipio si es un documento público. De forma tajante me respondió que para él no lo era. Como no existen ciudadanos interesados en conocer el presupuesto de su ente territorial los gobernantes no lo dan a conocer y mucho menos rinden cuentas de cómo se gastan los recursos públicos. ¡Las audiencias de rendición de cuentas son todo, menos rendición de cuentas!. 

En una democracia participativa los ciudadanos no tienen que pedirles a los gobernantes que hagan público lo que es público, pues estos últimos son servidores públicos que se encuentran subordinados al pueblo, no lo contrario.

domingo, 20 de diciembre de 2020

CABEZA DE RATÓN O COLA DE LEÓN

Uno de los más reconocidos compositores de la historia de la música ha sido el alemán Ludwig van Beethoven, quien desde muy joven tuvo que enfrentar la muerte de sus padres y después la pérdida de la audición que es el sentido más importante para un músico; sin embargo, ese exitoso músico se dijo a sí mismo: «Me apoderaré del destino agarrándolo por el cuello. No me dominará». Esa actitud lo condujo a convertirse en el primer artista independiente o libre de la historia, ya que antes de él los músicos y compositores hacían parte de los sirvientes de los nobles que los apoyaban.

Por otro lado, se dice que Julio César, antes de ser emperador de Roma, presenció una discusión entre dos aldeanos que se disputaban el liderazgo de una pequeña población, por lo cual sus colaboradores se burlaron de que ellos pelearan por gobernar un lugar sin importancia; sin embargo, Julio César los reconvino usando las siguientes palabras: «No os burléis; también yo preferiría ser cabeza en esta aldea que brazo en Roma». Se considera que ese episodio dio origen al dicho popular «más vale ser cabeza de ratón que cola de león», con fundamento en el cual escribo mi opinión de hoy.

Como muchos de mis lectores saben, siendo un muchacho recibí la Distinción Andrés Bello que me otorgó el Ministerio de Educación Nacional por el puntaje que obtuve en las pruebas que el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación ICFES realiza a quienes finalizan sus estudios de educación media. Recuerdo que con ese reconocimiento debajo del brazo toqué varias puertas, tanto en el sector público como en el privado, en la búsqueda de la financiación de mi educación universitaria; no obstante, todas se cerraron en mis narices, pero hubo una que quedó medio abierta y yo mismo terminé cerrándola. El alcalde de mi pueblo natal, a quien acudí pidiendo la ayuda estatal, me dijo que la administración municipal no podía apoyarme porque el concejo municipal se lo había impedido, pero que él podía pagar mis estudios de su propio bolsillo, de lo que se tomaba en whisky. Quizás otro joven hubiera aceptado la que consideré una propuesta indigna, pero yo no lo hice. Sabía que los hijos de los políticos estudiaban becados por el estado sin ser buenos estudiantes, su único mérito era llevar el apellido de sus padres.

Por lo anterior, fui un defensor del Programa Ser Pilo Paga con el cual el estado colombiano le ofrecía un crédito condonable a los estudiantes más destacados y ellos tenían la libertad de decidir el programa profesional y la universidad en la que querían estudiar; sin embargo, fueron los mismos politiqueros que instrumentalizan a los pobres en sus discursos quienes se opusieron a que ese programa continuara, ya que la mayoría de los jóvenes que ingresó a él escogieron estudiar en universidades privadas y un porcentaje menor decidió estudiar en universidades públicas, en las que aquellos polítiqueros se creen con derecho de una parte de la torta estatal y en las que sus hijos pueden estudiar gracias a las influencias de sus apellidos.

Por el contrario, yo durante muchos años me sentí frustrado por no poder estudiar lo que quería, sino lo que me tocó, pero a muy temprana edad, como aquel joven músico alemán, también decidí que el destino no me dominaría. En ese proceso aprendí que no son los títulos universitarios o el prestigio de las instituciones donde los obtenemos lo que nos hace buenos profesionales, sino la determinación de cada uno para hacer lo mejor con los talentos que nos entregó la Divina Providencia o el Universo.

Con pocos años de experiencia laboral, cuando solo comenzaba a hacer algunas pequeñas cosas en la actividad política, me entrevisté con otro alcalde en ejercicio de mi municipio que me invitó a hacer parte de su grupo político y me dijo, mientras me señalaba a las diferentes personas que hacían antesala para hablar con él, que debía esperar pues habían otros que antes de mí hacían parte de su grupo. En ese momento me pareció que esa era un posición razonable y justa con aquellos que habían hecho un trabajo para que él se convirtiera en alcalde, por lo cual decidí seguir haciendo política de manera independiente, sin verme en la necesidad de rendirle pleitesía a un gamonal.

Preferí ser cabeza de razón y por ello ejercí algunos liderazgos que me dieron pequeñas pero muy enriquecedoras satisfacciones. Durante algunos años tuve la oportunidad de formar nuevos liderazgos enseñándole a jóvenes que ellos no necesitaban de que alguien les diera la oportunidad para salir adelante, sino que tenían que convertirse en los arquitectos de su propio destino. ¡Tenían que convertirse en la cabeza de sus propios ratones! Por eso les enseñé que debían impedir que siguieran instrumentalizándolos en la política y en cualquier otra área, debían dejar de ser solo objetos y convertirse en sujetos; es decir, ellos debían tomar la decisión de ser los protagonistas del cambio que pretendían que otros hicieran. Me complace saber que dentro de sus entornos ellos se han convertido en personas de influencia, dispuestos a poner sus talentos al servicio de los demás.

Una cosa condujo a la otra y en el año 2011, por petición de muchos de ellos, aspiré al concejo municipal sin lograr ser elegido; sin embargo, con los talentos que había recibido logré aportar mis granitos de arena para que se hicieran realidad algunas de las propuestas que había hecho como candidato. Eso me permitió poner en práctica algo que había aprendido del liderazgo: Un líder no necesita cargos para ejercer influencia, no necesita ser cabeza de león para ejercer su liderazgo.

Durante estos días decembrinos, muchos jóvenes reciben sus diplomas que dan cuenta del final de una de las etapas más enriquecedoras de su vida, pero que les da la señal de salida hacia una carrera emocionante para la construcción de su destino. Si existe algún consejo que yo pudiera darle a esos jóvenes es que deben apoderarse de ese destino y que no se dejen dominar de él o de otros individuos que no son superiores a ellos. ¡Tomen la decisión de convertirse en cabeza de ratón y no en cola de león!...

P.D.: Mis palabras de hoy tienen una dedicatoria especial para mi hijo Rafael David: «El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo, con tal de que atiendas a los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, y los pongas en práctica» (Deuteronomio 28:13).

domingo, 13 de diciembre de 2020

ORDENAMIENTO TERRITORIAL: UN PROCESO DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA

El 8 de octubre de 1999, gracias a la recomendación de mi apreciado amigo Rafael Tobías Fuentes Pastrana, comencé a trabajar en temas de ordenamiento territorial y desarrollo regional con el Ingeniero Pedro Nel García Espitia, quien me transmitió muchos de sus conocimientos y aprendí de su amplia experiencia en el sector público que incluye haber sido el primer director de la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge CVS y vicerrector académico de la Universidad de Córdoba.

Durante casi dos décadas hice parte de un excelente equipo de profesionales entre quienes se encontraban Juan Carlos García Lora (antes de que se fuera a trabajar con la CVS), Gustavo Montenegro D’Martino (antes de que viajara a reencontrarse con sus raíces europeas), la trabajadora social Denis Arlet Mestra Falón, el arquitecto Laguandio Causil Díaz, el ingeniero forestal Marco Rodríguez Reyes, el ingeniero agrónomo Roger García Vergara, la enfermera Doreleis García Lora, el ingeniero Geólogo Marco Gamboa Ramírez, el geógrafo Juan Jiménez Caldera y hace poco el geólogo Julio César Guerra Fuentes, la geógrafa María Nella Sánchez Lafont y el biólogo Wilson Medrano Mangones. Con ellos recorrí muchos municipios de Córdoba, Sucre y Antioquia conociendo la situación en la que viven muchos de nuestros compatriotas y haciendo propuestas que le apuntaran al desarrollo territorial de estas regiones. ¡Fueron muchas experiencias enriquecedoras las que viví!

Solo cambié de ocupación entre los años 2006 y 2009 cuando, gracias a mi amigo Jabid Amaris, trabajé con Edinson Mestra Zapa en otro de los temas que me apasionan: La educación. Enfoqué muchos de mis esfuerzos a la educación para el trabajo y el desarrollo humano en el Instituto de Enseñanza y Capacitación de la Costa IDECO en donde fui docente, coordinador y director general; aunque en 2009 retomé mis actividades en ordenamiento territorial y desarrollo regional, también dediqué parte del tiempo a la enseñanza en la Corporación Educativa de Sistemas de Córdoba CESCOR hasta el año 2012.

Hice todo este recuento con el fin de llegar al punto en el que gracias a Dios Todopoderoso, a lo que he aprendido de los individuos con quienes he interactuado a lo largo de mi vida y a mis propios esfuerzos, en cumplimiento de una de mis metas personales, desde hace algunos meses me encuentro en la ciudad de Bucaramanga haciendo parte del Grupo de Ordenamiento Territorial de la Secretaría de Planeación de la Alcaldía Municipal, desde el cual estoy poniendo en práctica todo lo aprendido a lo largo de tantos años.
La Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial LOOT (1454 de 2011) conceptúa que «El ordenamiento territorial es un instrumento de planificación y de gestión de las entidades territoriales y un proceso de construcción colectiva de país, que se da de manera progresiva, gradual y flexible, con responsabilidad fiscal, tendiente a lograr una adecuada organización político administrativa del Estado en el territorio, para facilitar el desarrollo institucional, el fortalecimiento de la identidad cultural y el desarrollo territorial, entendido este como desarrollo económicamente competitivo, socialmente justo, ambientalmente y fiscalmente sostenible, regionalmente armónico, culturalmente pertinente, atendiendo a la diversidad cultural y físico-geográfica de Colombia», por lo que si el ordenamiento territorial es un proceso de construcción colectiva, entonces no es solo una responsabilidad del estado o de los diferentes gobiernos, sino que todos los individuos debemos hacer parte de ese proceso cumpliendo el rol que nos corresponde. Asimismo, la LOOT señala que «La finalidad del ordenamiento territorial es promover el aumento de la capacidad de descentralización, planeación, gestión y administración de sus propios intereses para las entidades e instancias de integración territorial, fomentará el traslado de competencias y poder de decisión de los órganos centrales o descentralizados del gobierno en el orden nacional hacia el nivel territorial pertinente, con la correspondiente asignación de recursos. El ordenamiento territorial propiciará las condiciones para concertar políticas públicas entre la Nación y las entidades territoriales, con reconocimiento de la diversidad geográfica, histórica, económica, ambiental, étnica y cultural e identidad regional y nacional»; es decir, el legislador invita a reconocer y, por consiguiente, a respetar la diversidad para la construcción colectiva del país que queremos.

Uno de los elementos estructurantes del ordenamiento territorial es el espacio público, en el cual se puede observar la construcción colectiva de un territorio en el que se reconoce la diversidad. Según el Decreto 1077 de 2015 «El espacio público es el conjunto de inmuebles públicos y los elementos arquitectónicos y naturales de los inmuebles privados destinados por naturaleza, usos o afectación a la satisfacción de necesidades urbanas colectivas que transcienden los límites de los intereses individuales de los habitantes». Teniendo en cuenta que el ordenamiento territorial debe estimular el desarrollo social, económico y ambiental es de suma importancia destacar los parques de Bucaramanga entre los que se encuentra el Parque Lineal Río de Oro, que ha recibido elogios a nivel nacional e internacional por renovar un área de casi 4 hectáreas, mejorando el entorno de sectores que estaban deteriorados y que hoy pueden ser disfrutados de diversas formas. 
Por lo anterior, la «Ciudad de los Parques» se ha venido convirtiendo en un referente en ordenamiento territorial, ya que sus pobladores han construido una «Ciudad Bonita» alrededor de sus parques, plazas y plazoletas, con amplias zonas verdes, que permiten disfrutar de una buena calidad de vida y en los que pueden concurrir todos los actores territoriales sin exclusión alguna, constituyéndose en demostrados centros de integración social en los que el estado debe priorizar inversiones, los agentes de producción económica tienen la posibilidad de aprovecharlos con respeto de los usos de suelo reglamentados alrededor de esos espacios, las comunidades educativas pueden usarlas como ágoras para compartir conocimientos y la comunidad en general debe cuidarlos con gran sentido de pertenencia.

domingo, 6 de diciembre de 2020

¿COLOMBIA ES UNA NACIÓN POBRE?

La semana pasada escribí sobre el producto interno bruto PIB y dejé abierta la posibilidad de hacer un análisis comparativo entre la producción de riqueza de Colombia y la de otras naciones, ya que existe una variada cantidad de información falsa que solo busca confundir a los desprevenidos; en ese sentido, también cabe la posibilidad de que yo intente engañar a quienes cada domingo leen las opiniones que publico a través de diferentes canales de comunicación, por lo cual los invito a examinar mis palabras y escudriñar por sus propios medios si existe alguna mentira en ellas.

De acuerdo con las últimas cifras del PIB publicadas por el DANE, en el segundo trimestre de 2020 Colombia tuvo niveles de producción similares a los mostrados en el primer y segundo trimestre del año 2013; es decir, tuvimos un retroceso de 7 años; mientras que la cifra de producción del tercer trimestre de 2020 nos recuerda los niveles de producción del segundo trimestre del año 2015, que podría interpretarse como una regresión de 5 años.

Como había dicho, algunos críticos del PIB como indicador económico dicen que no mide la distribución de la riqueza, pero esa crítica es tan ridícula como decir que el cálculo del volumen de una esfera no mide la velocidad de la esfera al ponerla a rodar o afirmar que el tamaño o el peso de un pastel no mide el tamaño o peso de la porción que me tocará, ya que «una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa». Así como no puedes esperar que te den una porción de torta si no has sido invitado a la celebración en la que se repartirá, tampoco puedes esperar a que te toque algo de la riqueza producida por una nación si tú no eres uno de los productores de esa riqueza, lo justo es que te quedes con lo que produces; sin embargo, podrías apelar a que alguno de esos productores, movido por el valor moral de la generosidad, quiera compartir contigo algo de lo que él produjo y en caso de que no quiera hacerlo de forma voluntaria, entonces podrías protestar (de forma pacífica o violenta) para que alguna autoridad lo despoje de una parte de lo que produjo para que esa riqueza sea redistribuida en ti y de esa forma puedas quedarte con algo que no has producido. En todo caso, seas tú el que produzca o lo haga otro, lo cierto es que si la riqueza no se produce, entonces no hay algo para repartir.

El PIB sirve para medir la producción, no para hacer la medición de la distribución de la riqueza, para eso existen otros indicadores como el PIB per cápita, el índice de desarrollo humano o el índice de Gini. El PIB per cápita se utiliza para promediar la riqueza producida por cada habitante de un territorio; el índice de desarrollo humano mide el nivel de desarrollo de los países a partir de variables como la esperanza de vida, la educación y el PIB per cápita; el índice o coeficiente de Gini mide la desigualdad de ingresos que existe entre los habitantes de un territorio.

Los resultados de la última medición (2018) del índice de desarrollo humano que hizo el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD ubicaron a Colombia en el puesto 79 entre 189 países con 0,761 puntos que lo clasifican en la categoría de desarrollo humano alto; Noruega (Europa) se ubica en el primer lugar con 0,954 puntos que lo ubican en la categoría de desarrollo humano muy alto y Níger (Africa) se muestra en último lugar con 0,377 puntos que lo clasifican en la categoría de desarrollo humano bajo. En Latinoamérica, Chile aparece en el puesto 42 en la categoría de desarrollo humano muy alto con 0,847 puntos y en el último lugar, ocupando el puesto 169, se ubica Haití en la categoría de desarrollo humano bajo, con 0,503 puntos.

El coeficiente de Gini es el indicador preferido de aquellos líderes que les gusta exacerbar la polarización entre pobres y ricos, aprovechando el descontento de los individuos que han tenido resultados menos aventajados en cuando a la producción de riqueza. De acuerdo con las cifras de la Organización de las Naciones Unidas ONU (2018), la nación con menor desigualdad es Islandia (Europa) con 0,246 y Sudáfrica es la nación con mayor desigualdad del planeta en el puesto 159 con 0,630 puntos. Uruguay es el país latinoamericano mejor ubicado con 0,380 puntos en el puesto 85 y Puerto Rico aparece en el puesto 151 con 0,537 puntos. Colombia se ubica en el puesto 147 con coeficiente de Gini de 0,508. La desigualdad, además de ser algo natural, es también una realidad mundial, lo cual se refleja en el índice global que también es de 0,630.

De acuerdo con los datos recopilados por el Fondo Monetario Internacional, en el año 2019 se estimó una producción de 142.045.946 millones de dólares (paridad del poder adquisitivo PPA) de los cuales China (Asia) produjo 27.331.166 ubicándose como el país más productor y Tuvalu (Oceanía) se ubicó en el último lugar (puesto 181) con solo 47 millones de dólares PPA. Colombia apareció en el puesto 31 con 784.747 millones de dólares PPA. Teniendo en cuenta que el PIB depende mucho de la población de cada país, es lógico que aquellos países con mayor población muestren mayores cifras de producción que aquellos con menor población, por lo que el PIB per cápita es un indicador económico utilizado para medir la distribución de la riqueza de las naciones. En ese orden de ideas, cambia el panorama ubicando a Colombia en el puesto 78 entre 182 naciones con 17.406 dólares internacionales per cápita por encima del promedio mundial que fue de 16.872 dólares internacionales per cápita. A nivel mundial, en el primer lugar se ubica Catar con 128.702 dólares internacionales per cápita y en el último lugar, con 705 dólares internacionales per cápita, aparece la República Centroafricana. Con 26.979 dólares internacionales per cápita aparece Panamá como el país Latinoamericano mejor ubicado en el puesto 54 y Haití es el de peor resultado en el puesto 167 con 1.870 dólares internacionales per cápita.

Según información del PIB per cápita del segundo trimestre de 2020 calculado en euros y publicado por 51 naciones, Colombia se ubicó en el puesto 47 con 1.054 euros per cápita; esa lista es encabezada por Luxemburgo (Europa) con 24.319 euros per cápita e India (Asia) aparece en el puesto 51 con 340 euros per cápita.

Quienes se han acostumbrado a ver al resto de la humanidad como un enemigo al que hay que superar o eliminar para sobrevivir, además de ver el «vaso medio vacío» seguirán afirmando que Colombia es un país pobre y que, por lo tanto, el estado mediante el uso de su poder soberano debe despojar a los que más tienen riquezas para repartirla entre aquellos que han producido menos; sin embargo, quienes no solo analizamos la realidad y la actualidad con optimismo, sino que miramos lo porvenir como una gran oportunidad para continuar superándonos y progresando al mismo tiempo que inspiramos a otros a nuestro alrededor poniendo en práctica el magnánimo consejo que nos exhorta «a trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados», seguiremos mirando el «vaso medio lleno» y a nuestra nación en permanente vía de desarrollo. 

Y tú, ¿te consideras un individuo pobre?...

domingo, 29 de noviembre de 2020

PRODUCTO INTERNO BRUTO (PIB)

Apreciado lector, con la finalidad de que comprenda los conceptos que presentaré en esta publicación, quiero hacerle las siguientes preguntas: ¿A qué actividades económicas se dedican los miembros de su hogar?; en términos económicos ¿cuánta riqueza produce usted cada año de manera individual?; si suma la producción de todos los miembros de su hogar, ¿a cuánto ascendería la riqueza producida por todos ellos?; ¿podría también responderse a cuánto ascienden los gastos totales de su hogar?. Después de hacerlo, imagine aplicar el mismo ejercicio con todos los habitantes de un país.

El producto interno bruto (PIB) es un indicador económico que se utiliza para medir la riqueza que produce una nación y muestra el valor monetario de todos los bienes y servicios finales producidos por un país o región en un determinado período de tiempo, normalmente un año. El Banco de la República de Colombia define el PIB como «el valor de mercado de todos los bienes y servicios finales producidos usando los factores de producción disponibles dentro de un país en un periodo determinado» y añade que «Cuando se usan los precios actuales (precios corrientes) para calcularlo se habla de PIB nominal, y al usar los precios de un año base (precios constantes) se conoce como PIB real. Este último es una mejor medida de la actividad económica de un país al medir exclusivamente el cambio en la producción de bienes y servicios en la economía (cantidades), dejando de lado el efecto de las variaciones de los precios».

El PIB puede ser calculado con enfoque de la producción (oferta agregada) o con enfoque del gasto (demanda agregada); cuando se hace desde el punto de vista del enfoque de la producción se desagrega por ramas de actividad económica para analizar sus desempeños o aportes al crecimiento económico del país. En Colombia, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) es la entidad encargada de calcular el PIB y clasifica las actividades económicas en 12 agrupaciones, así: 1) Agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca; 2) Explotación de minas y canteras; 3) Industrias manufactureras; 4) Suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado; Distribución de agua; evacuación y tratamiento de aguas residuales, gestión de desechos y actividades de saneamiento ambiental; 5) Construcción; 6) Comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motocicletas; transporte y almacenamiento; alojamiento y servicios de comida; 7) Información y comunicaciones; 8) Actividades financieras y de seguros; 9) Actividades inmobiliarias; 10) Actividades profesionales, científicas y técnicas; actividades de servicios administrativos y de apoyo; 11) Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria; educación; actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales; 12) Actividades artísticas, de entretenimiento y recreación y otras actividades de servicios; Actividades de los hogares individuales en calidad de empleadores; actividades no diferenciadas de los hogares individuales como productores de bienes y servicios para uso propio.

Para calcular el PIB desde el punto de vista del enfoque de la producción se debe obtener el valor agregado bruto, que es la suma de la producción local por sectores, al cual se le deben sumar los impuestos y se le deben restar las subvenciones sobre los productos: 

PIB = Valor agregado bruto + (Impuestos menos Subvenciones a los productos)

Desde el punto de vista del enfoque del gasto, el PIB se puede obtener por las cuentas del consumo privado (C), el gasto del consumo público (G), la formación bruta de capital (I) y las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones).

PIB = C + G + I + X netas (exportaciones menos importaciones)

El DANE publica cada tres meses los resultados del PIB, por lo cual se puede hacer un análisis trimestral o anual de su crecimiento. Los últimos resultados publicados fueron los del tercer trimestre (julio, agosto, septiembre) de 2020, en donde se observa que la economía colombiana tuvo una variación negativa del 9% en el último año y con una recuperación de 8,7% con relación al trimestre anterior (abril, mayo, junio de 2020).
Eso es lo equivalente a decir que si en su hogar se produjeron $1.000.000 en el año anterior, en el último año ese mismo hogar solo ha podido producir $910.000. Esta contracción de la economía colombiana explica muchas cosas, como por ejemplo la reducción del consumo de algunos productos por el recorte de los ingresos de los hogares. La reducción del consumo es la reducción de la demanda y, por lo tanto, la consecuencia es la disminución de algunos precios, por lo cual también podemos ver una variación negativa de la inflación colombiana.

Quiero hacer claridad en que la contracción de la economía se presentó por las medidas restrictivas adoptadas por los diferentes gobiernos territoriales para evitar los contagios y las muertes causadas por el virus chino; sin embargo, las tasas de contagios y muertes nos demuestran la ineficacia de los aislamientos preventivos obligatorios. Hoy muchos hogares colombianos están enfrentando el dolor de la pérdida de algunos de sus miembros por la epidemia, pero además deben enfrentar el empobrecimiento al que están siendo sometidos como consecuencia de las medidas gubernamentales.

La garantía de las libertades individuales de las personas que a diario trabajan para producir ingresos es fundamental para la reactivación de la economía, mientras que las amenazas de nuevos confinamientos para enfrentar probables rebrotes de contagios solo condenará a muchos más colombianos a la pobreza, a la miseria, al hambre y a la muerte. Los gobernantes creyeron en la existencia del falso dilema entre la vida y la economía que los llevó a tomar decisiones erradas ¡Ojalá hayan aprendido la lección!

Para finalizar, quiero decir que una de las criticas que se le hace al PIB es que no mide la distribución de la riqueza de un país, pero esos críticos ignoran que para eso existen otros indicadores de los cuales hablaré en otra ocasión para hacer un análisis comparativo entre la producción de riqueza de Colombia y la de otras naciones.

domingo, 22 de noviembre de 2020

QUIEN TIENE EL CONOCIMIENTO, TIENE EL PODER

Desde mi pubertad aprendí que las críticas deben tomarse con beneficio de inventario, pues cuando alguien te critica existen dos alternativas posibles: que tenga razón o que no la tenga. Lo que tú haces con la alternativa verdadera es lo importante, la falsa no tiene la menor relevancia a menos que tú decidas dársela. En ese orden de ideas, estaba recordando que una vez, conversando con mi mejor amiga, ella me dijo que su papá le había comentado lo siguiente acerca de mí: «Ese amigo tuyo es muy inteligente para los estudios, pero muy bruto para la vida». No he sabido la razón que tuvo ese señor para hacer esa afirmación, pero decidí «mirar para adentro» con la finalidad de analizar si sus palabras eran verdaderas o falsas. Para mi sorpresa, descubrí que él tenía la razón, pero ¿Qué haría con aquella verdad que se me revelaba?.

Pocos años después, cuando cursaba los primeros semestres de Ingeniería de Sistemas, un profesor nos enseñó la diferencia entre los conceptos de dato e información, en esencia concluyó diciendo que el dato es información sin procesar y la información son los datos procesados; por ejemplo, si tomas el número 4, éste es un dato que no te brinda información alguna, podría ser cualquier cosa, pero si sometes ese 4 a un proceso como sacarle la raíz cuadrada o elevarlo a la tercera potencia, podrías afirmar que la raíz cuadrada de 4 es 2 o que 4 elevado a la 3 es 64 y allí estarías obteniendo información que no tenías. Desde sus inicios, los computadores se constituyeron en máquinas para procesar datos y brindarnos información y según el filósofo inglés Thomas Hobbes «quien tiene la información, tiene el poder».

Internet fue pensado como una forma de brindar acceso a la información sin restricciones y sin gobierno. Confieso que una de las cosas más fascinantes para mí fue cuando, hace más de veinte años, me enseñaron que una de las ventajas de la red mundial de información era que no había gobierno en ella. En la actualidad, algunos gobiernos siguen intentando censurar información que circula en la red, pero se han encontrado que sus legislaciones muy pronto quedan en desventaja frente a los avances de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

En febrero de 2011 leí que hasta el año 2007 los seres humanos fueron capaces de almacenar 295 exabytes de información que, según quienes hicieron esos cálculos, si toda esa información se almacenara en discos compactos (CD) la pila sobrepasaría la distancia de la tierra a la luna; decían además los investigadores que la capacidad de almacenamiento de información de los computadores se duplicaba cada 18 meses. ¡Imaginen la cantidad de información existente en la actualidad! Por ello, si Hobbes tenía razón, entonces gracias a la red mundial de información, debería existir un gran número de seres humanos empoderados, pero ¿así sucede?.

De acuerdo con la teoría económica los tres factores principales de producción son el capital, el trabajo y la tierra; sin embargo, los modelos económicos han tenido que incluir a la tecnología como cuarto factor que tomó mayor relevancia con la llegada de lo que se ha denominado la Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0. En este orden de ideas, la tecnología es definida como el «conjunto de conocimientos y técnicas que, aplicados de forma lógica y ordenada, permiten a las personas solucionar problemas, modificar su entorno y adaptarse al medio ambiente».

En este punto he llegado al concepto central de mi opinión de hoy: el conocimiento. No citaré alguna conceptualización al respecto, porque me vería obligado a escribir todo un tratado y no solo una corta publicación, ya que a lo largo de la historia muchos autores han expuesto sus pensamientos con relación a este concepto; sin embargo, a lo que sí quiero hacer referencia es a que el insumo fundamental del conocimiento es la información. En la actualidad, gracias a internet, la humanidad tiene más facilidades de acceder a la información y, en consecuencia, puede producir más conocimientos en diferentes disciplinas, por lo que yo reformularía la máxima de Hobbes: «quien tiene el conocimiento, tiene el poder» y quien usa el conocimiento que posee para hacer el bien es considerado sabio, pero quien lo usa para lo malo es un tonto o fatuo, pero de eso hablaré en otra ocasión.

Por lo anterior debemos valorar el consejo de nuestros mayores cuando nos decían «Estudien, porque un lápiz pesa menos que una pala», para hacernos entender que el conocimiento es un factor productivo de mayor importancia que el trabajo, el capital o la tierra; sin embargo, ¿Cómo se puede entender el caso colombiano en el que solo 5 de cada 100 personas no sabe leer ni escribir?; es decir, la gran mayoría de colombianos ha hecho parte del sistema educativo, pero al ser evaluados con estándares internacionales de conocimiento quedamos muy por debajo de las demás naciones. Quizás el profesor de origen ruso Isaak Yúdovich Azímov no se equivocó cuando afirmó que «La autoeducación es, creo firmemente, él único tipo de educación que existe». 

Yo vine a este mundo rodeado de muchas carencias; mis padres se esforzaron en suministrarnos lo necesario para vivir a mis hermanos y a mí; sin embargo, si no hubiera aprendido a vivir como sugerían las palabras del padre de mi mejor amiga, quizás haría parte de la gran masa de seres humanos que a pesar de recibir educación no ha logrado superarse, porque espera que alguien diferente haga algo para sacarle de sus frustraciones individuales. ¡Habría sido un hombre bruto con títulos educativos!, pues los diplomas no me han servido mucho en esta vida, pero los conocimientos que he ido adquiriendo a lo largo de los años sí me han sido de gran provecho.

sábado, 14 de noviembre de 2020

EVOLUCIÓN TERRITORIAL Y POLÍTICO ADMINISTRATIVA DEL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA

A propósito de la «Segunda Sesión para clarificación de límites geográficos entre los departamentos de Córdoba y Antioquía» celebrada el 12 de los corrientes en la ciudad de Montería, a la que asistieron el Gobernador de Córdoba, diputados, alcaldes del sur del departamento, funcionarios del Parque Nacional Natural Paramillo, de la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge CVS, de la academia y de la Corporación para el Desarrollo Integral y Sostenible del Departamento de Córdoba y su Entorno CORDECOR, equipo de profesionales del que hice parte durante muchos años y que en el año 2019 elaboró el DIAGNÓSTICO INTEGRAL DEL TERRITORIO DEPARTAMENTAL en el marco de la CONSULTORÍA PARA EL ALISTAMIENTO, DIAGNÓSTICO Y DIRECTRICES GENERALES PARA LA FORMULACIÓN DEL PLAN DE ORDENAMIENTO DEL DEPARTAMENTO DE CÓRDOBA, para el que estructuramos el Capítulo 2 que lleva el mismo título de esta publicación y que a continuación reproduzco en su integridad para el conocimiento de mis lectores y como un aporte para que las autoridades departamentales cuenten con documentación técnica e histórica para defender los territorios que le correspondieron a los cordobeses. 

Este capítulo se elaboró con fundamento en el libro de Alberto Mendoza Candelo titulado «Provincia de Cartagena. Estado Soberano de Bolívar. Poblamiento y División Política» (1996) y en la descripción de los cambios en la conformación territorial del país desde 1819 que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE aportó para la construcción del conocimiento general a través de una colección interactiva de mapas, imágenes, fotografías y otros elementos multimedia, en los que se resaltan los principales hitos territoriales y la evolución político administrativa del Departamento de Córdoba durante los 200 años de vida republicana de Colombia.

En época precolombina el territorio cordobés estaba habitado por el pueblo Zenú (Señores del Valle del Sol), que destacó por su habilidad en la orfebrería, en la cerámica y en la hidráulica, que les facilitó dominar el agua y acondicionarla para el uso agrícola; este pueblo alcanzó una elevada organización social; más al sur, en la parte alta del río Sinú, habitaban los Embera Katíos. En 1501 llegó el primer español a estas tierras, Rodrigo de Bastidas, quien descubrió las bocas del río Sinú, posteriormente en 1534 llegó Pedro de Heredia; iniciando el saqueo de tumbas y centros religiosos.

Durante la colonia, Córdoba fue administrado por la gobernación de Cartagena. En el siglo XVIII se fundaron poblaciones como Chinú, Lorica, Sahagún, San Bernardo del Viento, San Pelayo y Montería. Después de la independencia, con la formación de La Gran Colombia, fue la región más distante y abandonada del departamento del Magdalena. Durante la República fue administrada por la Provincia de Cartagena y luego, con los gobiernos federales, hizo parte del Estado de Bolívar y después fue departamento con la Constitución de 1886; sólo hasta 1951 se creó el Departamento de Córdoba con capital Montería.

1. LA COLONIA ESPAÑOLA

El territorio en estudio integró lo que en la Colonia fue la Gobernación y Provincia de Cartagena. Durante el gobierno español la Provincia de Cartagena se dividía en «partidos»; el primer partido fue el de Tierradentro establecido por el fundador y primer gobernador D. Pedro de Heredia, el cual comprendía lo que hoy es el Departamento del Atlántico y parte del antiguo Departamento de Bolívar.

Poco a poco y a medida que se iba adelantando el descubrimiento y fundando poblaciones, se fueron estableciendo otros partidos, cuyas cabeceras se llamaban Villas; así sucedió con María (1534), Tolú (1535), Mompóx (1537), San Benito (1667), Lorica (1740) y muchos más.

La historiadora Carmen Gómez Pérez, en su libro «Pedro de Heredia y Cartagena de Indias», narra que la conquista de la Gobernación de Cartagena de Indias se inició el 14 de Enero de 1533, fecha de la llegada de Pedro de Heredia a la zona y puede darse por concluida en 1555, con la muerte de su fundador – En este período se distinguen dos grandes etapas en las cuales la empresa conquistadora alcanzó todo su apogeo – La primera de ellas corresponde al primer Gobierno de Heredia, que se extiende de 1533 a 1536, fecha de la llegada de Juan de Vadillo, Juez de Residencia de Pedro de Heredia; la segunda coincide con el segundo mandato del gobernador, es decir desde 1540 a 1546.

Durante el primer gobierno de Pedro de Heredia las líneas fundamentales de penetración fueron tres: Hacia el río Grande de Santa Marta (Magdalena) hacia el Cenú (Sinú) y hacia la culata del Golfo de Urabá (Figura 1).

Figura 1. Conquista de Cartagena primer gobierno de Pedro de Heredia 1533 – 1536. 
Fuente: Alberto Mendoza Candelo. Provincia de Cartagena. Estado Soberano de Bolívar. Poblamiento y División Política p. 45.

Juan de Vadillo, a nombre del Rey y por encargo de la Real Audiencia de Santo Domingo, somete en 1534 a Don Pedro de Heredia, al primero de sus juicios de residencia, acusado de defraudar el fisco y de esclavizar a los indígenas y para ello realizó visita a su territorio, lo puso preso y asumió funciones de gobernador.

Durante esta visita, incursionó hacia el interior, estuvo en Toluviejo y Tolú y hay quienes le atribuyen la fundación o traslado de Tolú a su sitio actual, consolidó las conquistas y refrendó la pacificación de la zona norte de los departamentos de Bolívar y Sucre.

En 1536, Pedro de Heredia emprendió otra expedición por el Darién en busca de los tesoros de Dabaibe pero fracasó, expedición que luego repitió en 1542 y que lo condujo a tierras de Antioquia, pues hay que anotar que Pedro de Heredia y demás compañeros conquistadores, recorrieron incansablemente y durante mucho tiempo, el territorio que rodeaba a Cartagena, entre ellos el territorio zenú, en busca del Tesoro de Dabaibe.

Figura 2. Conquista de Cartagena gobiernos de Vadillo y de Santa Cruz 1536 – 1540. 
Fuente: Alberto Mendoza Candelo. Provincia de Cartagena. Estado Soberano de Bolívar. Poblamiento y División Política p. 47. 

Figura 3. Conquista de Cartagena segundo gobierno de Heredia gestión de Armendariz 1540 – 1550. 
Fuente: Alberto Mendoza Candelo. Provincia de Cartagena. Estado Soberano de Bolívar. Poblamiento y División Política p. 49. 

Figura 4. Conquista de Cartagena tercer gobierno de Pedro de Heredia 1550 – 1554. 
Fuente: Alberto Mendoza Candelo. Provincia de Cartagena. Estado Soberano de Bolívar. Poblamiento y División Política p. 51. 

Hay que tener en cuenta que la penetración española en el tiempo de los hermanos Heredia fue una penetración marginal, de carácter exploratorio en busca de fácil riqueza, que predisponía al español una vez conseguida, a retornar a su España nativa para vivir holgadamente el resto de sus días, Así pues, con excepción de María, Santiago de Tolú y Mompóx no se hicieron otras fundaciones.

Hay que decir también que, gracias a estas exploraciones, empezadas por Enciso en 1511, toda la región de Cartagena hacia el Zenú, fue pacificada, se descubrieron los ríos Cauca, Sinú y San Jorge y se contó con asentamientos fijos, Santiago de Tolú y Santa Cruz de Mompóx, lo cual facilitó la futura colonización del territorio.

La Provincia de Cartagena, sufrió a través de la historia, tres penetraciones étnicas de diferente origen geográfico y que cambiaron totalmente su composición racial y sus asentamientos humanos. La primera fue la de los indios caribes, que con su carácter guerrero y belicoso desplazaron al pueblo zenú, primitivos habitantes de la Provincia, hacia zonas lejanas del litoral – interior de las sabanas y valles del Sinú y San Jorge – se apoderaron de sus tierras y mujeres y provocaron su decadencia; luego vino la de los blancos españoles que conquistaron toda la tierra y sometieron definitivamente a su yugo a todos los habitantes de la Provincia; simultáneamente con los blancos llegaron negros, por lo que se pueden considerar un elemento colonizador de la provincia, aunque con menor influencia que el blanco.

A partir de 1637, es cuando aparece la mención de caciques en diversos documentos y especialmente en los litigios que sostuvieron los indios en defensa de sus tierras. En esas actuaciones ante las autoridades, aparece la referencia a las personas de prestancia entre los indios, llamándolos Caciques o Gobernadores, como también Alcaldes, lo mismo que Mandones.

Inicialmente las comunidades de indígenas proveyeron de abastecimientos agrícolas a los españoles; estos no eran muchos y en casi todas las nuevas fundaciones el contorno indígena podía producir los excedentes necesarios para alimentarlos. Por esta razón las primeras otorgaciones de tierras por parte de los Cabildos, apenas echaron mano de las goteras del núcleo poblado español y entre los primeros vecinos se distribuyeron solares urbanos, caballerías y peonias, confinados dentro de unos términos que respetaban todavía el poblamiento indígena y que estaban destinados al cultivo de hortalizas y algún ganado.

Los negros llegaron prácticamente junto con los españoles. Pero su integración a la sociedad de ese entonces sufrió muchos tropiezos, pues se sabe que, desde su llegada a Cartagena, atacaron repetidamente a blancos y a indios. Además, el sistema esclavista no funciona sino con la violencia en sus diferentes manifestaciones, lo que a corto plazo produjo la aparición del cimarronismo compuesto por los negros huidos, enmontados, ocultos de sus amos, que construyeron caseríos defendidos por estacadas y trampas llamadas «Palenques».

Entre 1599 y 1788 se establecieron en la provincia de Cartagena por lo menos 33 pueblos de negros, de los cuales 21 eran palenques. Estos pueblos se localizaron en dos grandes núcleos: el del Canal del Dique, que incluía los palenques más afamados de Matuna (1600), San Basilio (1621) y Maturedé y el núcleo del bajo río Cauca en el cual se encontraban, entre otros muchos, los palenques de Norosi y Tiquisio.

Según lo publicado por la Doctora Adelaida Sourdís en su libro «Cartagena de Indias» la región costeña estaba formada por las provincias más antiguas de lo que fue el virreinato de la Nueva Granada: Panamá, El Darién, Cartagena y Santa Marta. La primera formó parte de la actual Colombia y estuvo estrechamente ligada a Cartagena hasta 1903, las tres restantes forman hoy los departamentos de Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Guajira, Magdalena, Sucre y el Urabá Antioqueño.

Según Bruce Gordon, historiador-geógrafo norteamericano, el territorio de la Provincia Cartagenera originalmente estuvo cubierto de selvas que en algunos sitios fueron dando paso a sabanas artificiales creadas por la acción del hombre. En la época de la conquista, en el siglo XVI, el pueblo zenú había desmontado el área comprendida entre el río Sinú, el San Jorge y el Cauca.

Con el colapso de esta civilización las sabanas desaparecieron dando lugar a bosques secundarios en un proceso natural de reforestación. Para el siglo XVIII la tierra llana se había desplazado hacia el norte donde se ubicó la mayor parte de la población, en la región zenú sólo quedaron algunos claros alrededor de los pocos núcleos de población.

El desmonte se concentró en la región ubicada entre el golfo del Morrosquillo y el Magdalena, extendiéndose hacia el norte. Aparecieron las sabanas de Corozal o de Tolú, que tomaron el nombre de los sitios fundados por los españoles y las de las vegas en la desembocadura del Magdalena, en el partido de Tierradentro, hoy departamento del Atlántico, pero quedaron grandes extensiones selváticas entre Cartagena y el Magdalena y en la serranía o montañas de María.

En 1774 el teniente coronel Antonio de la Torre Miranda, por orden del gobernador, debió reubicar a un gran número de personas que vivían «en lo más fragoso y oculto de los montes y ciénagas».

Comprendía los actuales departamentos de: Atlántico, Bolívar, Córdoba, Sucre y la región de Urabá en el norte de Antioquia y la intendencia de San Andrés y Providencia. Su capital era la ciudad de Cartagena de Indias, el principal puerto español en el Caribe, que como tal cumplía una función múltiple, que dio su nombre a una extensa región tropical que constituyó la provincia de su mismo nombre. A finales del siglo XVIII era una de las más importantes comarcas del Virreinato, en la que se efectuaba el más importante tráfico comercial y la función defensiva en el Caribe.

La denominación de Patria Boba se dio a la época transcurrida entre 1810 y 1816, cuando se gestó y llevó a cabo el primer movimiento de independencia. La Cartagena que hizo la revolución de 1810 y 1811 y luego resistió a Morillo en 1815 no sólo era la plaza fuerte, era todo un país, conformado por un extenso territorio, dividido en cinco departamentos: Cartagena, Mompós, San Benito Abad, Tolú y Simití. Sus fronteras eran por el Oriente, el río Magdalena desde la confluencia del río Cauca hasta su desembocadura en el mar; por el Occidente, el río Atrato y las provincias del Darién y del Chocó; por el sur, la provincia de Antioquia y por el norte el Mar Caribe. Bajo su jurisdicción estaban el archipiélago de San Andrés y Providencia y la Costa de Mosquitia (hoy de Nicaragua).

Casi cuatro años exactos subsistió el Estado Cartagenero, desde el 11 de noviembre de 1811 hasta el 6 de diciembre de 1815. El sitio a que fue sometida la ciudad amurallada puso fin a esa unidad política y culminó un proceso de desgarramiento interno, fruto de sus circunstancias particulares, determinadas, desde luego, por el contexto general de la Nueva Granada y de las colonias españolas.

Vino la República y el territorio fue Estado soberano a raíz de la proclamación de la independencia absoluta de España en 1811, cuando estuvo conformado por los departamentos de Cartagena, Mompóx, San Benito Abad, Tolú y Simití, con jurisdicción en las Islas de San Andrés.

2. LA GRAN COLOMBIA 

Se conoce como Gran Colombia a la extensión y organización política de la República de Colombia entre 1819 y 1831, la cual fue definida en el Congreso de Angostura con la Ley Fundamental del 17 de Diciembre de 1819. 

Desde su descubrimiento y hasta el año de 1826 le pertenecieron a la Provincia de Cartagena los cantones de Mompóx, Magangué y Majagual, que fueron separados para formar con el de Ocaña la Provincia de Mompóx; luego con la creación de la Provincia de Sabanilla perdió los cantones de Barlovento.

En 1819 fueron definidos tres (3) departamentos (Venezuela, Quito y Cundinamarca) y quince (15) provincias; posteriormente, la Constitución Nacional de 1821 determinó la organización del país en siete (7) departamentos (Boyacá, Cundinamarca, Cauca, Magdalena, Orinoco, Venezuela y Zulia); además de provincias, cantones y parroquias. La Ley del 25 de Junio de 1824 dispuso que el territorio de la República quedara organizado en doce (12) departamentos (Apure, Azuay, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Ecuador, Guayaquil, Itsmo, Magdalena, Orinoco, Venezuela y Zulia) que a su vez se dividieron en treinta y ocho (38) provincias (Figura 5). 

Figura 5. Organización política de la Gran Colombia (1824). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

El Departamento del Magdalena, del cual el ahora Departamento de Córdoba hizo parte, tenía como capital a Cartagena y se organizó en las Provincias de Cartagena, Santa Marta y Riohacha.

En 1828 la denominación de Departamentos se cambió por la de «prefectura». Para 1830, la Gran Colombia terminó dividida en 3 repúblicas, con la segregación de Venezuela y Ecuador. 

3. REPÚBLICA DE LA NUEVA GRANADA 

Durante el período comprendido entre 1831 y 1858 la República recibió el nombre de la Nueva Granada, que comprendía el territorio de lo que hoy se conoce como Colombia y Panamá; además de algunos territorios actuales de: Ecuador, Perú, Brasil, Venezuela, Costa Rica y Nicaragua. 

La Ley Fundamental del 21 de Noviembre de 1831 suprimió los departamentos y estableció 18 provincias. En 1832 la Constitución Nacional organizó la República en provincias, cantones y distritos parroquiales. 

Entre 1835 y 1852 la República pasó de tener una división de 20 a 35 provincias. La organización política de la Nueva Granada en el año 1835 tenía las siguientes provincias: Antioquia, Bogotá, Buenaventura, Cartagena, Casanare, Cauca, Chocó, Mariquita, Mompós, Neiva, Pamplona, Panamá, Pasto, Popayán, Riohacha, Santa Marta, Socorro, Tunja, Vélez, Veraguas (Figura 6). El territorio cordobés hizo parte de la Provincia de Cartagena durante este período. 

Figura 6. Organización política de la Nueva Granada (1835). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En 1845 quedó radicada en el Congreso la facultad de crear y suprimir Provincias y Cantones, separar Distritos Parroquiales de un Cantón y agregarlos a otro, a la vez que se dio al Poder Ejecutivo las facultades que tenía el Gobernador en relación con Distritos Parroquiales (creación, supresión, fusión, límites, traslado de cabecera, agregar o segregar términos).

En la Figura 7 se observa que hacia el año 1847 la Nueva Granada estaba organizada en provincias (simbolizadas con color) y territorios nacionales (en blanco). Los territorios nacionales se consideraban entidades subnacionales que se encontraban muy alejados del centro del país y su población era muy escasa. 

Figura 7. Organización política de la Nueva Granada (1847). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En 1848 pasó a la Cámara Provincial la creación y supresión de los Distritos Parroquiales. En el correr del tiempo hasta 1850, hubo creación y supresión de Provincias y Cantones, cambio de nombres y cabeceras, etc. 

La Ley del 9 de Mayo de 1853 eliminó los cantones. La Constitución del mismo año organizó la República en provincias y distritos parroquiales. Las provincias quedaron con el poder constitucional para disponer su organización, sin entrar en la órbita de las atribuciones del Gobierno General de la Nación. La organización política de la Nueva Granada en 1853 tenía con 36 provincias (Antioquia, Azuero, Barbacoas, Bogotá, Buenaventura, Casanare, Cartagena, Cauca, Chiriquí, Chocó, Córdova, Cundinamarca, García Rovira, Mariquita, Medellín, Mompós, Neiva, Ocaña, Pamplona, Panamá, Pasto, Popayán, Riohacha, Sabanilla, Santa Marta, Santander, Socorro, Soto, Tequendama, Tunja, Tundama, Túquerres, Valledupar, Vélez, Veraguas y Zipaquirá) y 2 territorios nacionales (Figura 8). La Constitución Nacional del 21 de mayo ordenó la República en provincias y distritos parroquiales, eliminando los cantones y manteniendo 2 territorios nacionales.

Figura 8. Organización política de la Nueva Granada (1853). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

Cada provincia, con plena autonomía, se dio su propia Constitución para organizarse administrativamente. La Constitución de la Provincia de Cartagena, del 11 de Noviembre de 1853, dijo que la Provincia se dividiría en distritos. El actual Departamento de Córdoba seguía haciendo parte de la Provincia de Cartagena, por lo que no debe confundirse con la Provincia de Córdova. 

4. CONFEDERACIÓN GRANADINA 

Mediante Acto del 27 de Febrero de 1855 se creó el Estado Federal de Panamá y la Ley del 11 de Junio de 1856 creó el Estado Federal de Antioquia, organizando la República en 2 estados federales y 21 provincias. Durante el período comprendido entre 1831 y 1857 la organización territorial pasó de tener 18 provincias a estar conformada por 7 estados federados compuestos por provincias. 

El Estado de Bolívar convocó una Asamblea Constituyente para el 15 de Septiembre de 1857. La Constitución o Estatuto Fundamental del Estado fue sancionada el 5 de Octubre de 1857, la cual expresó los siguiente: «El Estado de Bolívar, creado por la Ley de 15 de Junio del presente año de 1857, compuesto de los territorios que constituían las Provincias de Cartagena y Sabanilla y la parte de la de Mompox que queda al Occidente del río Magdalena, se divide, para los efectos de su administración política, en Departamentos y éstos en distritos, para efectos eleccionarios en círculos electorales y para la administración de justicia y cualesquiera otros efectos, de la manera que la ley lo disponga. Al hacerse la división, se guardará en lo posible la igualdad de población.»

El 22 de Mayo de 1858 entró en vigencia una nueva Constitución que creó la Confederación Granadina, que estuvo constituida por 8 estados federados (Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander) entre 1858 y 1861. El territorio cordobés hizo parte de Estado Federado de Bolívar durante la Confederación Granadina en este período (Figura 9). 

Figura 9. Organización política de la Confederación Granadina (1858). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

La segunda Constitución del Estado de Bolívar del 12 de Enero de 1860 se dio después de la guerra civil bolivarense de 1859 y decía lo siguiente: «El Estado de Bolívar es soberano, pero como parte integrante de la Confederación Granadina, depende del Gobierno General en los términos y para los objetos expresados en la Constitución de la Confederación». El territorio del Estado de Bolívar quedó organizado en provincias y cada provincia en distritos.

5. ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA 

El Pacto de la Unión de Septiembre de 1861 hizo posible la creación de los Estados Unidos de Colombia con una división territorial de 7 estados. La Constitución del 8 de Mayo de 1863 estableció 9 estados que conformaron la organización del territorio nacional hasta el año 1885. La Asamblea Legislativa del Estado Soberano de Bolívar dio una tercera Constitución el 9 de Junio de 1863. La Figura 10 presenta la organización política de los Estados Unidos de Colombia en el año 1864, en 9 estados federales soberanos, así: Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima. Córdoba hizo parte del Estado Federal Soberano de Bolívar durante esta época. 

Figura 10. Organización política de los Estados Unidos de Colombia (1864). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

Por la rebelión contra el General Juan José Nieto, la renuncia de éste a la Presidencia del Estado y la toma de poder por los ejércitos sabaneros que impusieron como Presidente a Antonio González Carazo, se dio la cuarta y última Constitución del Estado Soberano de Bolívar, que rigió hasta la promulgación de la Constitución Nacional de 1886. 

La Convención del Estado Soberano de Bolívar dijo: «EI Estado Soberano de Bolívar es parte integrante de los Estados Unidos de Colombia y se somete a la autoridad del Gobierno Constitucional de la Unión, en los términos y para objetos expresados en la Constitución política del 8 de Mayo de 1863», además añadió: «El Estado se divide en Distritos Municipales para su régimen interior, pero la ley puede hacer otras divisiones para los efectos administrativos, judiciales, electorales y fiscales, sin destruir la entidad distrital».

6. REPÚBLICA DE COLOMBIA (CONSTITUCIÓN POLÍTICA 1886) 

El Estado Soberano de Bolívar tuvo veintitrés (23) años de vida, pues los Estados Confederados bajo el nombre de Estados Unidos de Colombia dejaron de existir al desaparecer el Sistema Federal y quedar reemplazado por el de la República Unitaria, por un acuerdo de tipo constitucional del 1 de Diciembre de 1885 que le denominó República de Colombia. La Constitución Nacional del 5 de Agosto de 1886 estableció que los antiguos estados federales se denominarían departamentos, dejando la República organizada en 9 departamentos, por esta razón lo que fue el Estado Soberano de Bolívar quedó siendo el Departamento de Bolívar, con el territorio de Córdoba haciendo parte de él. 

El 16 de Marzo de 1891 se definió la frontera con Venezuela a través del Laudo Arbitral proferido por María Cristina, reina regente de España; el 3 de Noviembre de 1903, posterior a la Guerra de los Mil Días, se produjo la separación de Panamá. 

La Ley 17 del 11 de abril de 1905 definió a Bogotá como distrito capital. La Figura 11 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1905, con 15 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Galán, Huila, Magdalena, Nariño, Quesada, Santander, Tolima y Tundama), 4 intendencias y un distrito capital, conforme a la Ley 46 del 29 de Abril. 

Figura 11. Organización política de la República de Colombia (1905). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

El 24 de abril de 1907 con el Tratado Vásquez Cobo-Martins, suscrito en Bogotá, se logró acordar la delimitación entre Colombia y Brasil. 

La Ley Primera del 5 de Agosto de 1908 dividió la República en 35 departamentos, una intendencia y un distrito capital. En la Figura 12 se presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1908 que modificó la ley anterior con el Decreto Presidencial 916 del 31 de agosto, el cual redujo el número de departamentos a 26. 

Figura 12. Organización política de la República de Colombia (1908). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En este período los departamentos cambiaron sus nombres por los nombres de las capitales o municipios que conformaban esta organización territorial. De esta manera, el nombre del departamento era igual al de la capital. El territorio cordobés quedó dividido entre el Departamento de Cartagena y el Departamento de Mompós. 

La Ley 65 de 1909 modificó nuevamente la división territorial de la República, estableciendo 10 departamentos y 4 intendencias. En el año de 1910, bajo un nuevo marco normativo de leyes y decretos, se estableció la creación de 5 nuevos departamentos y 2 comisarías. 

La Figura 13 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1912, en 14 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Nariño, Santander, Santander del Norte, Tolima y Valle), 2 intendencias (Meta y Chocó) y 7 comisarías (La Guajira, Arauca, Caquetá, Putumayo, Vaupés, Urabá y Juradó). Para esta época, Córdoba estaba incluida en el Departamento de Bolívar. 

Figura 13. Organización política de la República de Colombia (1912). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

El Decreto 1181 del 10 de Julio de 1915 suprimió las Comisarías de Juradó y Urabá, por lo que la organización política de la República de Colombia en el año 1916 se conformaba por: 14 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle del Cauca), 3 intendencias (Chocó, Meta, San Andrés y Providencia) y 6 comisarías (Vaupés, Caquetá, Vichada, Arauca, La Guajira y Putumayo). Córdoba siguió haciendo parte del Departamento de Bolívar en esta época (Figura 14). 

Figura 14. Organización política de la República de Colombia (1916). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

Debido a la definición de los límites internacionales a partir de los tratados establecidos con Ecuador, Venezuela, Perú y Panamá, se llevó a cabo una reorganización territorial en las zonas de frontera, creando principalmente la comisaría del Amazonas, y además una nueva definición en los límites de las comisarías de Caquetá y Putumayo. 

La Figura 15 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1928. Córdoba todavía seguía haciendo parte del Departamento de Bolívar. A partir de este momento la extensión continental de Colombia no presentaría nuevos cambios. 

Figura 15. Organización política de la República de Colombia (1928). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

El Protocolo de Amistad y Cooperación firmado en Río de Janeiro el 24 de Mayo de 1934 entre Colombia y Perú, puso fin al respectivo conflicto limítrofe y a la guerra de 1932 y 1933 entre los dos países. 

El Acto Legislativo No. 1 de 1936 creó con rango constitucional las Intendencias y Comisarías. De esta manera, la organización de la República quedó definida en departamentos, intendencias y comisarías; los departamentos se organizaron en municipios o distritos municipales. 

La organización política de la República de Colombia del año 1942 fue la siguiente: 14 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle del Cauca), 4 intendencias (Chocó, Meta, San Andrés y Amazonas) y 6 comisarías (Arauca, Caquetá, Vaupés, Vichada, La Guajira y Putumayo). En comparación con la división política de 1928, en este año se presentan cambios en los límites de las intendencias de Caquetá, Putumayo y Amazonas (Figura 16). 

Figura 16. Organización política de la República de Colombia (1942). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En el año de 1953 la Dirección Nacional de Estadística, creada mediante el Decreto 2240 de 1951, elaboró el primer documento de la división político administrativa del país (Divipola). En este documento la organización político administrativa se estableció a partir de los departamentos, sus municipios y los corregimientos al interior de estos. La organización territorial se conformó por: 16 departamentos, 3 intendencias, 7 comisarías, 817 municipios y 2.096 centros poblados. 

El Departamento de Córdoba, creado mediante la Ley Novena del 17 de diciembre de 1951, tenía 15 municipios en el año 1953 y 113 corregimientos. Los municipios eran los siguientes: Montería, Ayapel, Cereté, Ciénaga de Oro, Chimá, Chinú, Lorica, Momil (Purísima), Sahagún, San Andrés, San Antero, San Bernardo, San Carlos, San Pelayo y Tierralta. 

La organización política de la República de Colombia en el año 1958 estaba conformada por: 16 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, Magdalena, Nariño, Norte de Santander, Santander, Tolima y Valle del Cauca), 5 intendencias (Arauca, Caquetá, La Guajira, Meta y San Andrés) y 4 comisarías (Amazonas, Putumayo, Vaupés y Vichada) (Figura 17). 

Figura 17. Organización política de la República de Colombia (1958). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

Para el año 1960 el Departamento de Córdoba tenía 21 municipios y 113 corregimientos e inspecciones de policía; los municipios para este año eran los siguientes: Montería, Ayapel, Caimito, Cereté, Ciénaga de Oro, Chimá, Chinú, Lorica, Montelíbano, Planeta Rica, Pueblo Nuevo, Purísima, Sahagún, San Andrés de Sotavento, San Antero, San Bernardo del Viento, San Carlos, San Marcos, San Pelayo, Tierralta y Valencia. 

La Figura 18 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1966, constituida por 21 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, La Guajira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima y Valle del Cauca), 3 intendencias (Arauca, Caquetá y San Andrés) y 5 comisarías (Amazonas, Guainía, Putumayo, Vaupés y Vichada). 

Figura 18. Organización política de la República de Colombia (1966). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En el año 1969 la organización político administrativa del Departamento de Córdoba presentaba 22 municipios, 156 corregimientos y 3 inspecciones de policía; los municipios eran los siguientes: Montería, Ayapel, Cereté, Chimá, Chinú, Ciénaga de Oro, Lorica, Los Córdobas, Momil, Montelíbano, Planeta Rica, Pueblo Nuevo, Puerto Escondido, Purísima, Sahagún, San Andrés de Sotavento, San Antero, San Bernardo del Viento, San Carlos, San Pelayo, Tierralta y Valencia. 

La Figura 19 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1973, en la que aparecían: 22 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, La Guajira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima y Valle del Cauca), 4 intendencias (Arauca, Caquetá, Putumayo y San Andrés) y 4 comisarías (Amazonas, Guainía, Vaupés y Vichada). Para este año la organización política contaba con la segregación del departamento del Cesar del departamento del Magdalena. 

Figura 19. Organización política de la República de Colombia (1973). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En 1975 el Departamento de Córdoba estaba conformado por los siguientes municipios: Montería, Ayapel, Buenavista, Cereté, Chimá, Chinú, Ciénaga de Oro, Lorica, Los Córdobas, Momil, Montelíbano, Planeta Rica, Pueblo Nuevo, Puerto Escondido, Purísima, Sahagún, San Andrés de Sotavento, San Antero, San Bernardo del Viento, San Carlos, San Pelayo, Tierralta y Valencia. Además de estos 23 municipios, Córdoba estaba conformado por 202 corregimientos, 3 inspecciones de policía y 186 caseríos de más de 100 habitantes (Figura 20). 

Figura 20. Organización político administrativa del Departamento de Córdoba (1975). 
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE. División Político – Administrativa de Colombia – 1975. 

La Figura 21 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1985. Para esta época se destaca la segregación de la intendencia del Casanare del departamento de Boyacá y la división entre las comisarías de Vaupés y Guaviare. En esta vigencia la organización político administrativa nacional consta de 23 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Caquetá, Cauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, La Guajira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima y Valle del Cauca), 4 intendencias (Arauca, Casanare, Putumayo y San Andrés), 5 comisarías (Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada) y un distrito especial.

Figura 21. Organización política de la República de Colombia (1985). 
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

El Departamento de Córdoba en 1988 se conformaba por 26 municipios, 254 corregimientos, 5 inspecciones de policía y 210 caseríos. Los municipios eran los siguientes: Montería, Ayapel, Buenavista, Canalete, Cereté, Chimá, Chinú, Ciénaga de Oro, Lorica, Los Córdobas, Momil, Montelíbano, Moñitos, Planeta Rica, Pueblo Nuevo, Puerto Escondido, Puerto Libertador, Purísima, Sahagún, San Andrés de Sotavento, San Antero, San Bernardo del Viento, San Carlos, San Pelayo, Tierralta y Valencia (Figura 22). 

Figura 22. Organización político administrativa del Departamento de Córdoba (1988). 
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE. División Político Administrativa de Colombia. 1988. 

7. REPÚBLICA DE COLOMBIA (CONSTITUCIÓN POLÍTICA 1991) 

El Artículo 286 de la Constitución Nacional establece que son entidades territoriales los departamentos, los distritos, los municipios y los territorios indígenas. De esta manera se suprimen las categorías de intendencias y comisarías. 

Para enero de 1992 el Departamento de Córdoba seguía conformado por 26 municipios, 253 corregimientos, 5 inspecciones de policía y 201 caseríos. 

La Figura 23 presenta la organización política de la República de Colombia en el año 1993, con 32 departamentos (Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Caquetá, Cauca, Cesar, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, Huila, La Guajira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima, Valle del Cauca, Arauca, Casanare, Putumayo, San Andrés, Amazonas, Guainía, Guaviare, Vaupés y Vichada). 

Figura 23. Organización política de la República de Colombia (1993).
Fuente: DANE. DANE en el Bicentenario. Tomado de: <https://dane.maps.arcgis.com/apps /Cascade/index.html? appid= 9609b3e81434c17b1a286b6d8070014>. 

En febrero de 1997 el Departamento de Córdoba seguía conformado por los mismos 26 municipios, 258 corregimientos, 5 inspecciones de policía y 212 caseríos (Figura 24).

Figura 24. Organización político administrativa del Departamento de Córdoba (1997). 
Fuente: Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE. División Político Administrativa de Colombia. 1997. 

A 28 de Junio de 2019 la organización política de la República de Colombia es la siguiente: 32 departamentos, 1.101 municipios, una isla (San Andrés, Providencia y Santa Catalina) y 20 áreas no municipalizadas (Figura 25). 

Figura 25. Organización política de la República de Colombia (2019). 
Fuente: CORDECOR. SIG. Google Earth. Noviembre de 2019. 

Mediante las Ordenanzas No. 003 y 007 de 1997 de la Asamblea Departamental de Córdoba fueron creados los municipios de Cotorra y La Apartada, respectivamente. Posteriormente, en el año 2007 fue creado el municipio de Tuchín mediante la Ordenanza No. 09 de la Asamblea Departamental de Córdoba; asimismo, fue creado el Municipio de San José de Uré con las Ordenanzas No. 11 de 2007 y 24 de 2008, por lo que a 28 de junio de 2019 el Departamento de Córdoba se encuentra conformado por 30 municipios, 323 corregimientos, 124 caseríos y 77 centros poblados (Mapa 2 del Diagnóstico Integral del Territorio Departamental).